La limpieza de cristales en altura
En los últimos años están proliferando las construcciones arquitectónicas con grandes ventanales, y nuevos materiales como puedan ser fachadas metálicas, de cerámica, muros cortina, etc. El cristal se ha vuelto muy importante en los edificios para aprovechar la luz solar. Pero aparece un trastorno importante: la dificultad en la limpieza y mantenimiento, por la altura de los edificios y la propia estética con rincones inaccesibles
Existen diferentes formas tradicionales de limpieza en altura: con góndolas, con grúas elevadoras, con andamios, con escaladores de forma manual -con el inconveniente añadido del peligro que conlleva, siniestralidad y elevados costes-. Por otra parte, existe una forma mucho más fácil y sin riesgo laboral que se está imponiendo en gran medida, la limpieza desde el suelo con pértigas telescópicas y agua osmotizada/desmineralizada.
Limpieza en altura con pértigas telescópicas y agua osmotizada
La limpieza con pértigas desde el suelo se hace con agua osmotizada o pura.
Se ha descubierto que el agua osmotizada es un agente limpiador muy poderoso y agresivo con la suciedad, por muy sorprendente que esto pueda ser, siendo totalmente ecológico, solo agua pura, dando unos resultados óptimos y superiores a los sistemas tradicionales de limpieza.
El agua en todos los casos tiene una proporción variable de micropartículas que permite la estabilidad molecular del líquido, por medio de los sistemas de ósmosis se le da un tratamiento que la convierte en agua químicamente pura, es decir sin partículas. En este estado adquiere unas curiosas propiedades que aprovechamos para la limpieza.
Las moléculas de agua, una vez eliminadas las partículas, se vuelven químicamente muy inestables, ya que necesitan una proporción mínima de dichas partículas en disolución para mantener su equilibrio físico-químico, por ello precisa absorber cualquier rastro que encuentra a su paso para recuperar su equilibrio, de este modo limpia por ‘absorción’. En superficies no porosas como puedan ser los cristales el resultado es sorprendente. Así, arrojamos agua ultra-pura en la superficie a limpiar y acompañándolo de un suave cepillado el agua absorbe todas las moléculas que encuentra a su paso, es decir la suciedad, sea grasa, cal, polvo y cualquier resto de suciedad. El agua se satura con la suciedad y cae al suelo. Las pequeñas gotas que quedan en la superficie son de agua pura, por ello no es necesario secarlas y como no tienen partículas no dejan rastro alguno.
Para producir el agua pura es necesario un sistema de ósmosis inversa.
Los sistemas de ósmosis son un conjunto de filtros, incluyendo una membrana de ósmosis, por donde pasa el agua ‘normal’, de grifo, creando una ultrafiltración de cualquier partícula como pesticidas, metales, compuestos orgánicos, etc., produciendo así agua osmotizada o pura.
El sistema de ósmosis va a depender del agua a filtrar. La geografía española tiene diferentes tipos de agua con diferentes concentraciones de cal y mineralización. Puralimp te hace el equipo a medida, según el agua y necesidades.
Desde el suelo se trabaja con pértigas telescópicas de fibra de carbono, que llegan hasta 22 metros de altura, para hacernos una idea es como un séptimo piso
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